Palabras clave: docente, reforma educativa, transformación, evaluación.


     En el presente documento se recupera un análisis referente a la función del docente frente a los cambios del sistema educativo, en específico frente a las reformas educativas y a la apuesta del gobierno por la evaluación y la calidad de la educación en México.

La reforma Educativa y los docentes

     De acuerdo a Inclán & Barriga las Reformas Educativas son: ‘‘Acciones a través de las cuales el Estado establece elementos para orientar las políticas de la educación” (2000, p.5). Dichas acciones se materializan en la política educativa a través del rediseño de los programas, los proyectos educativos y los planes de estudio, con la finalidad de pretender mejorar los diferentes ámbitos educativos.

      En este sentido, y atendiendo a la reforma educativa del 2017, esta perdió el proyecto general, la idea de qué tipo de educación requiere el país para un modelo de desarrollo sustentable y con un modelo pedagógico acorde a las necesidades actuales de la sociedad mexicana. Respecto del papel del docente en la RE, se reformuló el método de ingreso al servicio profesional docente, la permanencia y la promoción, asunto que resultó el más problemático para los docentes en servicio, quienes fueron sujetos de evaluación constante a traves del proyecto de enseñanza que debería ser ideal para continuar en sus labores.

     En México una reforma genera confianza para un futuro mejor como país, una transformación siempre muestra la esperanza por mejorar como estudiantes, como maestros y como personas. Pero, la reforma hecha a la educación en el último sexenio no fue precisamente un hito de esperanza para la transformación del Sistema Educativo Nacional. La primicia de la RE radicaba principalmente en el término calidad entendiéndose como “la cualidad de un sistema educativo que integra las dimensiones de relevancia, pertinencia, equidad, eficiencia, eficacia, impacto y suficiencia” (INEE, 2013, p. 11).  

     Reformar el Articulo 3 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (2013), adicionando un tercer párrafo que a la letra dice que el Estado “garantizará la calidad en la educación obligatoria de manera que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos” (p. 26)., así como implementar la Ley General del Servicio Profesional Docente; no es suficiente para emprender una reforma educativa congruente con las necesidades de nuestro actual sistema educativo, pues apuntala como responsable únicamente a un elemento de todo el sistema en cuestión, el maestro.

     Sin embargo la operación de la Reforma Educativa como política pública se apega a varias recomendaciones de los teóricos del institucionalismo como Seidman y Pound, quienes proponen partir para la implementación de políticas, de una ley fundante. En nuestro caso se comenzó por una reforma constitucional que a su vez provocó cambios en la Ley General de Educación, buscando modificar las instituciones para darle no sólo legalidad al proyecto, sino también legitimidad jurídica (Peraza, 2016, p. 11).

     Derivado de lo anterior, argumento que la reforma educativa se vertió sobre el maestro como el único sujeto de cambio para lograr la calidad educativa, dejando de lado otros elementos importantes que deben ser objeto de transformación, esto último haciendo referencia a los planes y programas de estudio, la inexistente o poca infraestructura de las escuelas y sobretodo la inequidad que existe en la población para acceder a una educación básica.

     Haciendo una revisión del diagnóstico del cual parte la Reforma Educativa, en 2018, Gil  declara lo siguiente:

     Lo que es deplorable es que el gobierno se centró, solo, en los resultados de los exámenes estandarizados como prueba de la necesidad de la reforma acordada en el Pacto por México, dejando de lado, sistemáticamente, otros factores que inciden, condicionan y producen las trabas a una mejor educación para todos los mexicanos (p. 305).

     Pero para comprender la reforma educativa, revisemos la postura de algunos de sus más grandes jueces, Gil (2018) por ejemplo, menciona que “sin ser, ni haber sido una reforma orientada a la transformación de los procesos educativos, su ejecución ya dañó, y lastimará aún más, con su caída, a la educación pública en México” (p. 304).

     La mirada de los críticos de la Reforma Educativa señalan reiteradas veces, que el maestro es la pieza clave de todo el sistema educativo, también que el maestro es el centro de la reforma y la transformación educativa, por lo que no es honorable por parte de las autoridades y de la política educativa, culparlo y responsabilizarlo de las fallas del sistema en su conjunto.

     En este sentido, se puede inferir de la urgente necesidad por transformar la educación en México partiendo de un diagnóstico situado en las fortalezas y debilidades del sistema educativo, considerando el contexto sociocultural de los niños y adolescentes, y aprobando la gran labor que hacen los maestros con vocación y amor día a día, buscando siempre además oportunidades para mejorar y transformar su práctica docente.


A manera de conclusión

     Por lo descrito anteriormente, vale la pena destacar que el maestro es la pieza clave de todo el sistema educativo, también que el maestro es el centro de la reforma y de cualquier transformación pensada para la educación, por lo que no es honorable por parte de las autoridades y de la política educativa, culparlo y responsabilizarlo de las fallas del sistema educativo en su conjunto.

     En palabras del Ministro de Singapur Heng Swee Keat citado por Pak Tee Ng (2017) un maestro esmerado es aquel que cree que todos los niños tienen la capacidad de aprender y que actúa según ese criterio. Es capaz de conectar con el niño y motivarlo, conocerlo, dar forma a sus valores y a su carácter, ayudarlo a crecer como persona y sacar lo mejor de sí. Un maestro esmerado también es un profesor habilidoso, domina el contenido y es capaz de involucrar a los estudiantes con una planeación bien pensada y una ejecución habilidosa. Sé que no es nada fácil ser un maestro esmerado (p. 217).

      Lo anterior derivado de la importancia que tiene el papel del maestro dentro de una reforma educativa, pues sin importar cómo las políticas públicas intenten cambiar el sistema educativo, esto no ocurrirá a menos que haya maestros esmerados y comprometidos para que todo ello suceda.

      Para concluir se puede inferir, de la urgente necesidad por transformar la educación en México partiendo de un diagnóstico situado en las fortalezas y las debilidades del sistema educativo, considerando el contexto sociocultural de los niños, niñas y jóvenes, y aprobando y reconociendo la gran labor que hacen los maestros con vocación y amor día a día, buscando siempre además oportunidades para mejorar y transformar su práctica docente.

     No debemos olvidar que los docentes afrontan los desafíos propios de su labor todos los días, con el propósito de mejorar sus escuelas, con el objetivo de convertirlas en escuelas de calidad para ellos mismos como maestros, para sus estudiantes, para los madres de familia y para la sociedad en su conjunto. Porque las escuelas de calidad no son únicamente las que aparecen con los resultados más altos en evaluaciones como PISA, ENLACE y EXCALE; pues una educación de calidad no solo significa lograr las más altas calificaciones en una evaluación. Porque escuelas de calidad en México si hay, donde los maestros desarrollan a sus alumnos integralmente, no solo académicamente. En esas escuelas, los padres de familia se preocupan por el desarrollo de sus hijos no solo en las calificaciones que obtienen.

     Lo anterior nos lleva a vislumbrar un magisterio preocupado por su sociedad, un magisterio preocupado porque los niños aprendan competencias blandas y sociales para la vida, y no solo los conocimientos de historia, geografía y aritmética.




Referencias 


CARBONELL, M. (2013). Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. México: Porrúa.

GIL, M. (2018). “La reforma educativa. Fracturas estructurales”, Revista Mexicana de Investigación Educativa, Vol. 23, No. 76, ISSN 1405666666, Pp. 303-321.

INEE. (2013). La Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. México: Suache S.A. de C.V.

ORNELAS, C. (1995). El Sistema Educativo Mexicano, La transición de fin de siglo. (2°Ed). México: FCE.

TEE, P. (2017). Aprender de Singapur, El poder de las paradojas. México: CREFAL.

 

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