Yañez Castillo Heriberto 


     El cuestionamiento acerca de si los estudiantes de posgrado poseen las competencias básicas de comunicación: leer y escribir, ha estado presente en México y en gran parte del mundo. Tal cuestionamiento casi siempre se acompaña de otros, como: las universidades ofrecen las herramientas de apoyo para fortalecer estas competencias, los estudiantes de posgrado traen consigo carencias de comunicación desde los estudios anteriores a la universidad, no poseer las competencias básicas de comunicación tiene un impacto negativo en la culminación de los estudios de licenciatura o maestría. Estas y otras de mis inquietudes están en este escrito.

     Referente a lo anteriormente descrito, Ochoa al respecto comenta que “leer y escribir, por tanto, son competencias comunicativas que atraviesan la vida académica universitaria” (2009, p. 97). En este tenor, resulta imprescindible voltear la mirada y atender las carencias de lectoescritura en el posgrado de la Maestría en Educación Básica que ofrece la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 213, ya que de no solventar este problema pueden disminuir los índices de titulación y la no concreción de los estudios de posgrado, tal como lo aclara Ochoa (2009) cuando dice:

Los resultados muestran que escribir una tesis supone capacidades cognitivas previas como las relacionadas con la capacidad de soportar críticas y la habilidad de revisar un documento pero también requiere de procesos que solo se desarrollan a propósito de la elaboración de la tesis, como reseñas críticas, escritura académica, manejo de diversas fuentes (p. 94).

     Hechas estas consideraciones, vale la pena destacar que los estudiantes del posgrado en la UPN, concretamente los que tienen expectativas de concluir la especialidad en competencias profesionales y posteriormente obtener el grado de maestro. Entre los aprendizajes que deben construir está el de escribir una tesis. Esto implica aprender a tomar grandes decisiones, iniciando con el problema a investigar, hacer preguntar de investigación, problematizar en el campo científico de la educación, construir la metodología, realizar revisión del estado del arte o estado de conocimiento que tiene que ver con el tema, justificar la importancia de su problema elegido desde distintas aristas (lo persona, lo profesional, lo académico, lo social) y la viabilidad del mismo. Todas estas acciones tienen inmersos los procesos de lectura y escritura. 

     Incluso, Freire refrenda esta mirada al problema cuando menciona que:

Uno de los errores que cometemos es el de dicotomizar el leer y el escribir, y desde el comienzo de la experiencia en la que los niños ensayan sus primeros pasos en la práctica de la lectura y de la escritura, tomamos estos procesos como algo desconectado del proceso general del conocer. Esta dicotomía entre leer y escribir nos acompaña siempre, como estudiantes y como maestros. Tengo una enorme dificultad para hacer mi tesis, no se escribir, es la afirmación común que se escucha en los cursos de posgrado en los que he participado. En el fondo, esto lamentablemente revela cuán lejos estamos de una comprensión crítica de lo que es estudiar y de lo que es enseñar (2002, p. 55).


     Entendiendo que saber leer y saber escribir resultan las habilidades más elementales en los procesos cognitivos que se desarrollan al interior del posgrado, nos lleva primeramente a reflexionar y reconocer las propias debilidades que se tienen al respecto, y en segundo lugar nos invita a comprometernos por trabajar en ello y asumir el compromiso de iniciarnos en las prácticas propias de la Maestría en Educación Básica que en el corto, mediano y largo nos servirán no solo para concluir el posgrado, sino para contribuir a un mundo de maestros escritores, que documenten de manera coherente y sistematizada las buenas prácticas que ocurren en el salón de clases, en la escuela y en general dentro del Sistema Educativo Nacional.

     A este respecto, Ochoa (2009) menciona que:

Construir conocimiento en una disciplina significa leer sus textos y producir textos con unos objetos y modos de argumentar específicos e ingresar a una comunidad académica implica adentrase en estos modos y funciones discursivos (…) los estudiantes de maestría no tienen esta formación y se requiere de un proceso didáctico para el desarrollo de la escritura académica propia del nivel de maestría (p.113).


     Finalmente, vale la pena destacar que las competencias de lectura y escritura son lo más importante en el proceso de estar siendo maestrante, en donde habrá que ubicar las exigencias institucionales propias del nivel. Ya que leer y escribir deberán ser de ahora en adelante, dos competencias que marcharán juntas, una junto a la otra, que formarán parte del curriculum y de la cultura académica, además de que serán la pieza fundamental de la identidad del ser maestro.



Referencias 


FREIRE, P. (2002). Cartas a quien pretende enseñar. Argentina: Siglo Veintiuno Editores S.A.

OCHOA, L. (2009). La lectura y la escritura en las tesis de maestría. En Forma y Función. 22 (2) pp. 93-119.

       Recuperado de: http://www.redalyc.org/pdf/219/21916691005.pdf





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